Es lógico pensar que nada en la empresa es inalterable, ya que esta se debe adaptar al nuevo entorno, lo que conlleva cambios constantes, sean del tipo que sean. Esto provocará incertidumbre, enfados e incluso desacuerdos entre los implicados al no saber cómo afrontar los cambios.

Cuando una empresa desarrolla una transformación de gran envergadura, es normal que surjan distintos perfiles entre los empleados. Algunos serán proactivos, que fomenten el cambio e incluso que lo lideren; otros serán reactivos, ya que el cambio les genera malestar por su pesimismo a la evolución de la empresa, se quejarán verbalmente y no buscarán posibles soluciones, sino que tenderán a echar la culpa a los demás; y por último, los resistentes, empleados que no aceptan la incertidumbre laboral que se les avecina con el cambio.

Se trata de reacciones naturales en las personas, reacciones que han sido expuestas por los cambios producidos y la empresa tiene que comprender por qué sus empleados reaccionan así ante una situación de cambio y no rechazar dichas emociones.

Según Elisa Sanchez, consultora de gestión de RRHH en Idein, “Las organizaciones no suelen gestionar bien los sentimientos ni tampoco ponerles nombre. No comprenden cómo se sienten las personas o cómo viven una transformación. Al final, solo buscan parches y evitan esas emociones porque lo ven como un problema o algo desagradable”.

Uno de los principales motivos que genera la frustración entre los empleados es la desinformación por parte de la empresa. Toda transformación conlleva un cambio que afecta a muchos niveles, siendo importante transmitir la información de forma clara y transparente, sin cortar la comunicación.

Baldi Figueras

Especialista en el desarrollo de habilidades y competencias para la gestión del cambio, propone algunas ideas para incentivar la proactividad entre la plantilla de la empresa:

  • Ser receptivos a propuestas y a los distintos puntos de vista, facilitando entornos con interacción entre empleados.
  • Empatizar, reconociendo las necesidades y características de cada uno de los  empleados, con el fin de optimizar las cualidades de los mismos.
  • Motivar, identificando los objetivos profesionales de cada uno de los partícipes con el fin de poder involucrarlos y alinearlos con los de la empresa.
  • Co-responsabilizar a todos los empleados en la toma de decisiones, siempre dentro de su área de influencia.
  • Establecer una comunicación asertiva sobre la información que generan los percances entre empleados.

Espero que te haya gustado el nuevo post de «Cómo afrontar los cambios» que he preparado. Si quieres enterarte de nuevas publicaciones sígueme en Twitter. Para más publicaciones sobre gestión empresarial aquí.

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